Un mundo de tres ceros
"Nueva economía de
pobreza CERO,
desempleo CERO
y CERO emisiones netas de carbono"
El economista Muhammad Yunus es uno de los críticos sociales más agudos de la actualidad. En "Un mundo de tres ceros" constata y nos enseña que el motor del capitalismo está roto: que tal como se concibe actualmente conduce inevitablemente a una desigualdad desenfrenada, un desempleo masivo y la destrucción del medio ambiente. Necesitamos un NUEVO SISTEMA ECONÓMICO nuevo sistema que convierta el altruismo y la solidaridad en una fuerza creativa tan poderosa como el interés propio.
(Extractos y fragmentos del libro UN MUNDO DE TRES CEROS
que se puede adquirir en la EDITORIAL: PAIDOS Estado y Sociedad
o en la Libreria https://www.sbs.com.ar/
o como ebook en plataformas virtuales como Planetadelibros.com o Amazon.com)
Capítulo 1
LOS FRACASOS DEL CAPITALISMO
He dedicado la mayor parte de mi vida a trabajar para los más pobres, especialmente las mujeres, tratando de eliminar los obstáculos a los que se enfrentan en el intento por mejorar sus vidas. A través de una herramienta conocida como microcrédito, el Banco Grameen —que lancé en Bangladés, mi país natal, en 1976— pone el capital al alcance de los aldeanos pobres, principalmente de las mujeres.
Desde entonces, los microcréditos han desatado las capacidades emprendedoras de más de trescientos millones de pobres del mundo entero, contribuyendo a romper las cadenas de la pobreza y la explotación que los han mantenido esclavizados.
Los microcréditos solidarios posibilitaron que millones de personas salieran de la pobreza y esto ayudó a poner de manifiesto las deficiencias de un sistema bancario tradicional que negaba sus servicios a quienes más los necesitaban: las personas más pobres del mundo.
Este es solo uno de los muchos problemas interrelacionados que sufren los pobres, como, por ejemplo, la falta de servicios institucionales, la falta de agua potable limpia y de instalaciones sanitarias, la carencia de asistencia sanitaria, la educación insuficiente, las viviendas precarias, la falta de acceso a la energía, el abandono en la vejez, entre muchos otros. Pero estos problemas no están restringidos a los países en vías de desarrollo.
En mis viajes por el mundo he descubierto que las personas con bajos ingresos que residen en las naciones más ricas están padeciendo muchos de esos mismos problemas. Como afirma Angus Deaton, premio Nobel de Economía: «Si uno tuviera que elegir entre vivir en una aldea pobre de la India y vivir en el Delta del Misisipi o en un suburbio de Milwaukee en un parque de caravanas, no estoy seguro de dónde tendría una vida mejor».
1 LA MAREA CRECIENTE DE LA CONCENTRACIÓN DE RIQUEZA
Las dificultades que acosan a los pobres en todo el mundo reflejan un problema económico y social de mayores dimensiones: el problema de la desigualdad creciente causada por la concentración incesante de riqueza.
La desigualdad es un tema candente en política desde hace mucho tiempo.
En los últimos años han surgido poderosos movimientos políticos y sociales e iniciativas bastante ambiciosas que intentan abordar este problema. Se ha derramado también mucha sangre por causa de este asunto. Pero el problema está más lejos de resolverse que nunca. De hecho, son muchas las pruebas que demuestran que, en las últimas décadas, el problema de la brecha cada vez más pronunciada en la riqueza individual ha ido a peor.
A medida que crece la economía, también lo hace la concentración de la riqueza.
Esta tendencia ha continuado e incluso se ha acelerado pese a los efectos positivos que han tenido los programas de desarrollo nacional e internacional, las políticas de redistribución de la renta y otras iniciativas dirigidas a aliviar los problemas de las personas con ingresos bajos. Los microcréditos y otros programas de ayuda han permitido a mucha gente salir de la pobreza, pero al mismo tiempo los más ricos han seguido reclamando una proporción mayor de la riqueza mundial.
La tendencia hacia una concentración creciente de la riqueza resulta peligrosa, pues representa una amenaza para el progreso humano, para la cohesión social, para los derechos humanos y para la propia DEMOCRACIA.
Un mundo en el que la riqueza se concentra en unas pocas manos es también un mundo en el que el poder político es controlado por unos cuantos, que lo utilizan en su propio beneficio.
Conforme aumenta la concentración de riqueza dentro de cada país, aumenta asimismo en unas naciones más que en otras.
Así pues, aun cuando millones de pobres se afanan en salir de la pobreza, la mayor parte de la riqueza mundial sigue estando concentrada en media docena de países.
A medida que crecen la brecha de riqueza y la brecha de poder, se agudizan inevitablemente la desconfianza, el resentimiento y la ira, lo que empuja al mundo hacia la convulsión social e incrementa la probabilidad de conflictos armados entre naciones.
Oxfam es una confederación internacional de dieciocho organizaciones sin ánimo de lucro, centradas en el alivio de la pobreza global.
Los expertos de Oxfam han estado estudiando el problema de la creciente concentración de la riqueza. Los datos que han mostrado son auténticamente espeluznantes.
En 2010, Oxfam denunció que las 388 personas más ricas del mundo poseían más riqueza que la mitad más pobre de la población mundial, grupo que incluía aproximadamente a 3.300 millones de seres humanos.
En aquel momento se consideró una estadística alarmante y como tal se denunció en el mundo entero. Pero desde entonces el problema se ha agravado considerablemente.
En enero de 2017, Oxfam anunció que el grupo ultraprivilegiado cuya riqueza excede a la de la mitad más pobre de la población mundial ha quedado reducido a ocho personas nada más, a pesar de que los integrantes de la mitad más pobre se han incrementado hasta alcanzar aproximadamente los 3.600 millones de personas.
Los periódicos publicaron las fotografías de estas ocho personas. Se trata de individuos famosos y muy respetados: líderes empresariales de Estados Unidos, como Bill Gates, Warren Buffett y Jeff Bezos, y de otros países, como Amancio Ortega, de España, y Carlos Slim Helú, de México.
Esta información es tan increíble que cuesta tiempo digerirla. Y a la vez nos vienen a la mente muchas preguntas.
Por ejemplo: ¿qué ocurre con el tejido social en un país en el que un puñado de personas controla la mayor parte de la riqueza nacional? Cuando llegamos al punto en que una sola persona controla una enorme porción de la riqueza de un país, ¿qué podrá impedir que esa misma persona imponga su voluntad a la nación?
Implícita o explícitamente, sus deseos acabarán convirtiéndose en la ley vigente.
Esto podría suceder fácilmente en un país de bajos ingresos como Bangladés. Pero ahora nos percatamos de que también puede ocurrir en un país rico como Estados Unidos. En su campaña presidencial de 2016, el senador Bernie Sanders señalaba con frecuencia que el 0,1 % de los estadounidenses posee tanta riqueza como el 90 % restante, una afirmación respaldada por los datos de sólidas investigaciones realizadas por fuentes independientes como la Oficina Nacional de Investigación Económica.
Asimismo señalaba que la familia Walton, propietaria de Walmart, acumula más riqueza que el 40 % de la población estadounidense; otra afirmación corroborada por las investigaciones efectuadas por verificadores de datos imparciales.
Para un país cualquiera, resulta peligroso permitir tamaña concentración de riqueza y de poder en tan pocas manos. Tal vez no sorprenda que, en Estados Unidos, las elecciones presidenciales acabaran inclinándose por un hombre que prácticamente no contaba con más credenciales como líder nacional que su inmensa fortuna personal.
Muhammad Yunus
(Extractos y fragmentos del libro UN MUNDO DE TRES CEROS
que se puede adquirir en la EDITORIAL: PAIDOS Estado y Sociedad
o en la Libreria https://www.sbs.com.ar/
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